La actividad turística ha resurgido con fuerza en España tras el parón obligado por la pandemia. El año pasado, el país recibió 85 millones de turistas extranjeros (la primera vez que se supera esa cifra en la historia) y estos dejaron un gasto de más de 108 000 millones de euros (un 18,2 % más que en el último año previo a la pandemia). Este contexto de fuerte crecimiento está lleno de oportunidades para las empresas del sector y sus directivos y administradores (D&O, por sus siglas en inglés). Pero también de riesgos derivados de la presión regulatoria, las prácticas sostenibles o la incertidumbre económica.
El sector turístico enfrenta multitud de riesgos empresariales que pueden impactar significativamente en su actividad, su rentabilidad y su reputación, así como en el patrimonio de sus directivos y sus administradores. Estos riesgos se dividen principalmente en externos e internos.
Tanto los riesgos internos como los externos afectan también de forma directa a directivos y administradores. El último estudio de WTW que analiza más de 150 reclamaciones recibidas dentro de las pólizas de responsabilidad civil de directivos y administradores de empresas del sector turístico, (estudio a nivel global: Claims analysis report. Hospitality and leisure Directors’ & Officers’ Liability 2024), refleja que la mayoría deriva de demandas civiles (un 37 %), investigaciones penales (18 %) y demandas colectivas de clientes (17 %). Además, también tienen cierto peso las investigaciones de las agencias reguladoras, las demandas de accionistas y las demandas de empleados.
Por otro lado, las mayores pérdidas económicas están causadas por problemas derivados de prácticas comerciales inadecuadas o relacionadas con la seguridad y la salud. De acuerdo con los datos de WTW, solo el 38 % de estas pérdidas está cubierta por la póliza, ya que una buena parte de los costes incluyen a menudo multas y sanciones que en muchos países no son asegurables. El informe señala que las pérdidas económicas están por lo general relacionadas con los siguientes eventos:
Para gestionar los riesgos para directivos y administradores que implican estas posibles reclamaciones y pérdidas, es fundamental que las empresas del sector turístico implementen estrategias de cobertura y contingencia, como la contratación de seguros D&O. Estos seguros protegen a los ejecutivos de posibles reclamaciones derivadas de decisiones empresariales que puedan causar pérdidas a la empresa o a terceros.
La sostenibilidad medioambiental y social y el buen gobierno corporativo (ESG, por sus siglas en inglés) también representan una fuente de riesgos creciente para el sector turístico. Sin embargo, pueden enfocarse no solo como un desafío, sino también como una oportunidad. Los viajeros son cada vez más conscientes del impacto ambiental de sus viajes, lo que motiva a las empresas a adoptar prácticas más sostenibles. Dado que el sector del turismo está cada vez más sensibilizado con estos aspectos, las prácticas ESG podrían aprovecharse en positivo.
Las aseguradoras cada vez son más sensibles por su propia política interna y su reputación a evaluar el comportamiento de sus clientes en materia de sostenibilidad. Les preocupa cómo gestionan y trabajan sus asegurados a nivel de gobierno corporativo, cómo se preocupan por sus empleados y sus clientes, cómo gestionan su cadena de suministro y su comunidad y qué acciones están desarrollando para mitigar los efectos del cambio climático.
Sobre los puntos anteriores, el sector turístico está trabajando y desarrollando múltiples acciones que demuestran su preocupación, lo que debería favorecer la percepción que el mercado asegurador pueda tener sobre ellos y, al mismo tiempo, reducir el número de reclamaciones potenciales en esta materia. En particular, cada vez es más importante la transparencia de cara a los stakeholders y no caer en prácticas de blanqueamiento verde o greenwashing (es decir, intentar hacer pasar por sostenibles acciones o estrategias que no lo son) que pueden dañar seriamente la reputación de una empresa y sus directivos.
En resumen, la gestión efectiva del riesgo empresarial en el sector turístico requiere una combinación de estrategias financieras, legales y operativas, así como un enfoque creciente en la sostenibilidad y la responsabilidad social. Estas medidas no solo protegen a las empresas contra posibles adversidades, sino que también las posicionan mejor en un mercado en evolución.