Avanzado ya el tercer año de pandemia, las tensiones sobre la cadena de suministro global no aflojan. En los últimos meses, hemos visto cómo muchas industrias han tenido que parar su actividad, algunas incluso de forma definitiva, y otras se han visto muy afectadas por la falta de suministros y la subida de los costes de producción. Cuando el sistema todavía estaba tratando de recuperarse tras la paralización del comercio mundial en 2020, el conflicto en Ucrania, el encarecimiento de la energía y la inflación han llegado para añadir más incertidumbre al escenario.
En un entorno tan volátil, las preguntas se acumulan. ¿Cuál es la situación actual de la cadena de suministro global? ¿Qué podemos esperar de lo que queda de año y 2023? Y, sobre todo, ¿cómo pueden reforzarse las empresas en este contexto y qué soluciones ofrece para ello el sector asegurador?
Los desafíos derivados de la crisis del COVID-19 y las medidas tomadas en los diferentes países para frenar la pandemia no son los únicos elementos que hoy tensionan la cadena de suministro global. Nuevos agravantes surgen prácticamente a diario, como, por ejemplo, todas las consecuencias derivadas del conflicto en Ucrania y la reordenación de las relaciones internacionales:
Aun así, también existen algunos indicadores que señalan cierta mejora de las condiciones para la cadena de suministro internacional. El coste de enviar un contenedor de mercancías de Asia a la costa oeste de Estados Unidos, que llegó a superar los 10 000 dólares, está ahora alrededor de los 2500 dólares, según datos de la plataforma Freightos. Y de acuerdo con el Global Supply Chain Pressure Index, elaborado por la reserva federal de Nueva York, la presión sobre la cadena de suministro está casi en sus niveles más bajos desde el inicio de la pandemia (pero todavía lejos de los valores previos al COVID-19).
Las turbulencias seguirán marcando la cadena de suministro global a medio plazo. Parece difícil que el escenario pueda llegar a ser tan desafiante como durante 2020 y la primera mitad de 2021, pero, de acuerdo con Forbes, los ejecutivos y administradores de logística en las empresas deberían observar de cerca las siguientes tendencias y su impacto potencial en la cadena de suministro:
Todos los factores que hemos visto están tensionando la actividad industrial en Europa y en el mundo de forma global, afectando a importantes sectores productivos y con el potencial de ocasionar un efecto dominó hacia otros sectores de actividad. Ante esta situación, es necesario poner en valor la importancia de contar con una gestión del riesgo con un enfoque integral, que además de identificar los riesgos internos y externos de la organización, sea capaz de evaluarlos de la forma más precisa posible. Así se convertirá en una herramienta eficaz para tomar decisiones sobre el presente y futuro del negocio y poner en marcha medidas que permitan mitigar las principales amenazas existentes y futuras.
Entre este tipo de medidas, destacan los planes de continuidad de negocio, una herramienta que dota a las empresas de mecanismos de respuesta ante escenarios disruptivos como los que estamos viviendo en la cadena de suministro global. En este sentido, es importante que se lleve a cabo una revisión y actualización de las coberturas de transportes, con el fin de comprobar que se adaptan a la nueva realidad en lo que se refiere a límites actualizados, estancias intermedias, almacenamientos en tránsito y riesgos agravados.
Frente a la situación actual, el mercado asegurador está reaccionando de forma más restrictiva respecto a la información sobre los riesgos en el transporte. La interpretación de las cláusulas más restrictivas en las pólizas de transportes puede ser un problema para los clientes en caso de siniestro, por lo que se hace necesario revisarlas e integrarlas en el enfoque global de la gestión de riesgos.