2024 ha sido un año relativamente positivo en términos de siniestralidad para el sector asegurador. Además, el mercado parece haberse estabilizado a nivel internacional, la capacidad aseguradora ha repuntado y las condiciones de cobertura han mejorado. En esta línea, el informe WTW Power Market Risk Review 2024 profundiza en las tendencias que han marcado los últimos meses y que marcarán la evolución a corto plazo de los seguros para la industria del sector de la energía.
Estas son las seis tendencias a seguir de cerca, según nuestros expertos.
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Tras años sin rentabilidad para los seguros de responsabilidad civil en el sector, los datos de Lloyd’s of London muestran que 2022 y 2023 volvieron a ser años de beneficios. Esto, unido a una mayor presión por aumentar los ingresos, ha impulsado la competencia y ha mejorado las condiciones de los asegurados. No obstante, sigue existiendo una diferencia importante entre los riesgos más favorables (y que por tanto obtienen mejores condiciones) y aquellos menos interesantes para los aseguradores, que siguen aplicando condiciones restrictivas, como por ejemplo para en la industria del carbón.
En este contexto, al igual que en años anteriores, aquellos asegurados que puedan generar información de calidad y demostrar estándares altos de gestión de sus riesgos seguirán beneficiándose de términos más favorables y tendrán una mejor posición de negociación. Por ello, el asesoramiento de un equipo especializado, con conocimiento de la industria, sigue siendo clave.
02
Aunque la ausencia de siniestralidad importante en el sector ha mejorado la percepción del riesgo y aumentado la capacidad del mercado, las tendencias generales en responsabilidad civil no reflejan bajadas de prima importantes en el ramo. El impacto de la inflación a la que están viéndose sometidas las reclamaciones están generando una presión adicional la tarifación de los riesgos. Por otro lado, aunque las pérdidas por catástrofes naturales, incendios o problemas en las centrales hidroeléctricas hayan descendido, la respuesta aseguradora está siendo conservadora ante previsiones a largo plazo. Por tanto, no es de esperar un descenso en el coste de los seguros durante el próximo año.
03
Las aseguradoras siguen haciendo hincapié en los compromisos medioambientales, sociales y de gobernanza (ESG, por sus siglas en inglés) de los asegurados. En líneas generales, las tecnologías y los activos más sostenibles son bien recibidos por los suscriptores, que buscan diversificar sus carteras, pero las aseguradoras también son conscientes de las nuevas exposiciones que conllevan muchas de estas nuevas tecnologías. Por ejemplo, los paneles fotovoltaicos y los sistemas de almacenamiento con baterías son susceptibles a riesgos de incendio y los contratos complejos que muchas veces sustentan los proyectos de energías renovables conllevan mayores exposiciones.
04
Los eventos climáticos extremos experimentados en zonas que, tradicionalmente, han estado menos expuestas (como Europa o Canadá), están provocando que las aseguradoras sigan muy de cerca el aumento de los riesgos agravados por el cambio climático en todo el mundo. Entre otras cosas, contar con medidas para mitigar el impacto de los incendios forestales en las cercanías de los activos, controlar y anticipar los riesgos de las crecidas en las centrales hidroeléctricas o trabajar la resiliencia de los sistemas eléctricos son acciones clave para negociar las coberturas con las aseguradoras.
05
Las aseguradoras tradicionales siguen ofreciendo cierta capacidad (aunque cada vez más limitada) para asumir riesgos relacionados con el sector del carbón. Sin embargo, las aseguradoras no tradicionales tienen un apetito muy limitado en este sentido. La clave para lograr asegurar este tipo de riesgos es poder aportar un plan sólido de transición a fuentes menos contaminantes y que la hoja de ruta está marcada por unos objetivos ESG claros.
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La incorporación de exclusiones en las pólizas sobre las sustancias perfluoroalquiladas y polifluoroalquiladas (PFAS, un grupo de más de 4700 químicos sintéticos que se acumulan a lo largo del tiempo en los seres humanos y en el medioambiente) es cada vez mayor. En este sentido, es aconsejable que las empresas del sector trabajen en evaluar y mitigar los riesgos derivados de los PFAS y, muy en particular, en segmentos donde son muy utilizados (como los equipos contra incendios o algunos lubricantes). El desafío es importante, ya que son sustancias químicas ampliamente usadas en multitud de industrias.
Nuestros expertos recomiendan que, a lo largo de 2025, centren sus esfuerzos en estos tres puntos: