Resultados globales de la Encuesta de Tendencias en Beneficios de WTW 2025
A medida que las empresas avanzan en 2025, un mensaje es claro: las reglas tradicionales en materia de beneficios para empleados están cambiando de forma significativa. Ante el aumento de costes, la inestabilidad económica y unas plantillas laborales que exigen cada vez más apoyo y personalización, las organizaciones deben transformar su manera de entender los beneficios. Sin embargo, no se trata de ampliar presupuestos ni de sumar programas sin fin. Se trata de gastar con mayor inteligencia, enfocar mejor los esfuerzos y utilizar los beneficios como una herramienta estratégica para impulsar el compromiso, la fidelización y el propósito.
Los resultados de la Encuesta de Tendencias en Beneficios 2025 de WTW ofrecen una dirección clara. Aunque el coste se ha convertido en la principal preocupación, las empresas no están renunciando a sus aspiraciones en materia de beneficios. Están reajustando sus programas: dejando de lado lo que no funciona y reforzando lo que sí. Están invirtiendo en las necesidades de los empleados con mayor precisión, mejorando la experiencia y la capacidad de elección, modernizando la administración y utilizando los beneficios como una forma de comunicar quiénes son y qué valores representan.
Aquí tienes siete aspectos que las empresas deben conocer —y poner en práctica— desde ahora.
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Nuestra Encuesta de Tendencias en Beneficios 2025 revela una preocupación creciente entre las empresas: el aumento de los costes de los beneficios para empleados se ha situado como una de las principales cuestiones que enfrentan los responsables de esta área (Figura 1). En un contexto de inestabilidad económica, las limitaciones presupuestarias en materia de beneficios se han intensificado y han cobrado mayor relevancia. En conjunto, más de dos tercios de las organizaciones identifican ya la presión de costes como un factor clave en la definición de su estrategia de beneficios.
¿Cómo pueden las empresas controlar los costes? No significa necesariamente recortar beneficios, pero sí gestionarlos de forma más inteligente. Las organizaciones deberían construir una estrategia en dos partes.
Primero, mejorar las relaciones con los proveedores: renegociar contratos, utilizar redes de proveedores preferentes, explorar nuevos modelos de precios, exigir mayor transparencia y buscar socios que ofrezcan resultados medibles.
Segundo, abordar las condiciones de salud más costosas mediante programas específicos que eviten reclamaciones innecesarias y mejoren los resultados en salud. Las áreas prioritarias incluyen la salud mental, las enfermedades cardiovasculares y el cáncer.
Estas medidas pueden reducir el gasto y, al mismo tiempo, mejorar el apoyo a los empleados —una situación en la que todos salen ganando.
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Aunque las condiciones del mercado laboral se están estabilizando en algunas regiones, las preocupaciones por el talento se han moderado. Sin embargo, los cambios demográficos a largo plazo —como el envejecimiento de la población y la reducción de los grupos de talento disponibles— y la escasez de profesionales en sectores clave hacen que los retos relacionados con el talento sigan siendo un factor determinante en las estrategias de beneficios.
Las empresas están respondiendo con un enfoque más centrado en el empleado. Cada vez más organizaciones diseñan sus beneficios con un foco claro en la atracción, la retención y el bienestar. Al mismo tiempo, las empresas más avanzadas están utilizando los beneficios como una forma de reflejar el propósito y los valores de la compañía —pasando del 30 % actual al 41 % en los próximos tres años.
Esto indica un cambio de enfoque fundamental. En lugar de simplemente igualar lo que ofrece el mercado, los beneficios se están convirtiendo en una herramienta clave para diferenciarse como empresa. Las organizaciones deben articular una propuesta de valor clara a través de sus beneficios, apoyando las necesidades específicas de sus empleados, reflejando sus valores organizativos y generando una conexión emocional a través de un mayor apoyo, implicación y una comunicación inteligente.
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Las empresas aspiran a presentar una propuesta de valor clara y atractiva en materia de beneficios, pero al mismo tiempo necesitan gestionar los costes dentro de los presupuestos existentes. ¿Cómo pueden reconciliar estos objetivos?
Se anticipa un cambio significativo (Figura 2). En los próximos tres años, más de la mitad de las organizaciones (57 %) planea reasignar o reequilibrar su inversión en beneficios, incorporando o reforzando ciertas coberturas mientras reducen o eliminan otras.
Esta recalibración requiere una evaluación cuidadosa de las necesidades de los empleados y del valor que cada beneficio aporta a la organización. Las empresas deben decidir cómo desean optimizar los recursos existentes para respaldar sus ambiciones más amplias en materia de beneficios.
Deben determinar qué beneficios priorizar, cómo crear una experiencia mejorada para el empleado y cómo mejorar la administración y la operativa de los beneficios. Las estrategias de comunicación eficaces serán clave para gestionar las reacciones de los empleados ante estos cambios.
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En un contexto de control de costes y reajuste en la inversión en beneficios, las empresas buscan apoyar ……..
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