El sector minero está en un momento de cambios e incertidumbre, pero también con una proyección de futuro con muchas expectativas. La transición energética y la digitalización han disparado la demanda de algunos minerales por encima de la capacidad de oferta. Las tensiones geopolíticas y la reorganización de los poderes a nivel global han modificado las cadenas de suministro y han cambiado la ubicación de las piezas en el tablero mundial. Asimismo, el cambio climático ha multiplicado los riesgos físicos de los activos de la industria, así como las políticas derivadas de la lucha contra este han hecho que se convierta en un sector estratégico. Prepararse para atender y manejar los riesgos emergentes puede marcar la diferencia entre el éxito y el fracaso, pero ¿cómo lograrlo?
Los riesgos emergentes no pueden incorporarse simplemente a un marco de análisis y prevención de riesgos estándar, por lo que cada vez más empresas están explorando nuevas formas de identificar y abordar sus exposiciones al tiempo que detectan y aprovechan las nuevas oportunidades. Desde WTW, conociendo la evolución del sector, hemos implementado un equipo nacional e internacional especializado en minería. Fruto de este trabajo específico de conocimiento y análisis nace el informe "Balancing sustainability and competition in a dynamic environment", donde nuestros analistas especialistas en minería marcan las posibles nuevas fronteras del riesgo de la industria.
Cada vez más países, incluyendo la Unión Europea en su conjunto, tienen estrategias claras para asegurar el suministro de minerales críticos para las tecnologías de la transición energética. En función de los recursos de cada territorio, la lista de minerales más buscados varía, pero en general en los últimos años ha aumentado la demanda de cobre, níquel, litio, cobalto y tierras raras. Sin embargo, el incremento de las necesidades no es el único factor que influye en las dinámicas del mercado.
La volatilidad de los precios y las preocupaciones ambientales, sociales y de gobernanza (ESG) en torno a elementos esenciales como el níquel y el cobalto han provocado que los fabricantes de baterías y automóviles eléctricos hayan buscado otras alternativas en las que estos minerales no sean necesarios. Por ejemplo, las baterías de litio-ferrofosfato han pasado de tener una cuota de mercado del 17 % en 2020 al 44 % el año pasado. Además, el aumento de la producción en China - que concentra a los principales fabricantes de baterías del mundo - supone nuevas presiones competitivas.
Aunque el níquel todavía se considera fundamental para la transición energética, estos cambios en las dinámicas del mercado podrían generar nuevos riesgos para el sector minero. Nuestro análisis sugiere que la demanda global de níquel alcanzará las 500 000 toneladas en 2035, una cifra bastante más baja que las cerca de 700 000 previstas en estudios anteriores. Estas cifras se verán muy influenciadas por el ritmo de la transición energética y por las políticas climáticas de los países. Así, entender los factores que impulsan los cambios en la demanda y en los precios será fundamental para tomar decisiones de inversión sólidas.
China domina las cadenas de suministro de los metales necesarios para la transición energética, pero la Ley de Reducción de la Inflación (IRA, por sus siglas en inglés) de los Estados Unidos está propiciando algunos cambios, ya que incentiva la fabricación de baterías con componentes de origen estadounidense o de otros países incluidos en los Tratados de Libre Comercio. Entre ellos no se incluye Indonesia, que controla alrededor del 50 % de la minería y el procesamiento de níquel, ya que su mercado tiene una fuerte presencia de inversores chinos.
Además, es muy probable que cada vez más países y empresas tengan en cuenta la intensidad de las emisiones de carbono asociadas a los procesos de minería y procesamiento de minerales. Esto podría provocar cambios importantes en las cadenas de suministro dado que grandes países productores como Indonesia todavía dependen en gran medida de un sistema energético dominado por los combustibles fósiles. Es decir, todos los procesos, aunque se hayan electrificado, implican grandes cantidades de emisiones de CO2 y otros gases de efecto invernadero.
Los grandes eventos siniestrales sucedidos los últimos 30 años en el sector de la minería están marcando fuertemente el devenir de los riesgos, de los permisos de explotación e, incluso, de la rentabilidad de determinadas explotaciones mineras. Siniestros como el de la rotura de las balsas de Aznalcóllar (España, 1998), Ajka (Hungría, 2010) o Brumadinho (Brasil, 2019) han provocado que cada vez más las compañías aseguradoras que suscriben riesgos medioambientales excluyan de su ámbito de suscripción las actividades mineras.
Esto constituye un serio problema, ya que en países es obligatorio el aseguramiento de la actividad mediante la contratación de un programa de seguros o mediante la disposición de avales específicos para cubrir los riesgos medioambientales.
La especialidad técnica en la defensa de las actuaciones de control de emisiones, de minimización de impactos, de control de las aguas o de auscultación y control de movimientos no esperados del terreno se han convertido en pilares básicos para el proceso de suscripción. El equipo de minería de WTW se ha especializado en trabajar con las compañías de suscripción en la obtención de estos datos y en la implantación de procedimientos y políticas en las industrias para conseguir obtener la conformidad de la suscripción y una eficiente gestión de sus riesgos.
Otro problema derivado de las políticas de reducción de emisiones de gases de efecto invernadero es la exclusión en las políticas de suscripción de la actividad relacionada con la extracción de carbón desde diciembre de 2023. Esto ha provocado serios problemas de suscripción y cumplimiento de la legislación para numerosas empresas mineras. Desde WTW hemos estado trabajando para seccionar con nuestros clientes las diferentes actividades mineras y conseguir la suscripción de determinadas actividades con determinados mercados a fin de poder gestionar los riesgos de la mejor manera posible.
De acuerdo con los últimos datos disponibles, en 2022 las pérdidas del sector provocadas por catástrofes naturales estuvieron un 40 % por encima de la media. Eventos meteorológicos que antes eran raros están teniendo lugar a escalas y con intensidades nunca vistas por causa del cambio climático. Todo esto afecta físicamente a los activos y a las operaciones del sector minero, y lo hace de muchas maneras.
Diseñar una estrategia de mitigación de riesgos climáticos para las minas es complicado. Normalmente, están situadas en lugares remotos de los que apenas hay datos históricos, por lo que es difícil estimar los riesgos por sequías o inundaciones. De la misma manera, no es sencillo calcular el impacto de las condiciones meteorológicas extremas derivadas del cambio climático. Por ello, es recomendable apostar por las técnicas más avanzadas de modelado climático e hidrológico capaces de proporcionar datos que permitan a los directivos de las empresas cumplir con las obligaciones en materia ESG y desarrollar una estrategia sólida de gestión de riesgos.
Los riesgos emergentes son un producto del cambio y con él llegan también las oportunidades. Identificar y alinear estas oportunidades con su planificación puede ser un camino al éxito empresarial de las organizaciones mineras. Por ejemplo, el aprovechamiento de las minas abandonadas para generar energía geotérmica limpia y sin emisiones es una oportunidad importante asociada a la transición energética y al incremento de las exigencias en materia ESG.
Pero aprovechar las incertidumbres y obtener una ventaja competitiva no es sencillo. Para ello, las organizaciones necesitan un proceso bien definido para identificar los riesgos emergentes y poder integrarlos en sus marcos de toma de decisiones. De acuerdo con nuestros expertos, la nueva norma ISO 31050 es una herramienta clave para definir los riesgos emergentes, ya que aporta un marco de trabajo diseñado específicamente para detectar cambios en el entorno y para entender cómo estos cambios podrían afectar a los objetivos de la organización.
Para mantener el ritmo en un entorno cambiante e incierto, las empresas de la industria minera necesitarán apoyarse en análisis avanzados, criterio experto y marcos de toma de decisiones claros que les permitan aprovechar sus ventajas competitivas. Para ello, es clave colaborar con equipos de análisis especializados en transición climática como los de WTW, que tengan acceso al conocimiento académico más reciente y a los datos más detallados posibles que permitan explorar las oportunidades en la transición verde.