Atrás quedan la pandemia de covid-19, con los cierres de casi todas las rutas comerciales y mercados, la crisis de los chips o la interrupción del comercio marítimo global. Sin embargo, la gestión de la cadena de suministro sigue siendo uno de los grandes desafíos para los negocios en todo el planeta. De hecho, solo un 8 % de las empresas que operan a nivel internacional cree tener un control absoluto sobre los riesgos de su cadena de suministro, de acuerdo con la última edición del Global Supply Chain Risk Report de WTW.
El informe, basado en entrevistas con más de 1000 directivos y gestores de riesgos de todo el mundo, señala también que el 63 % de los negocios todavía está experimentando pérdidas más altas de lo esperado en su cadena de suministro, lo que subraya las dificultades para predecir y gestionar el impacto de los problemas con los suministros en la continuidad del negocio y en las operaciones.
En un escenario cambiante, los factores geopolíticos, los ciberriesgos y la escasez de materias primas han pasado a ocupar un lugar dominante entre las preocupaciones de los gestores de riesgos. Pero ¿cuáles son las tendencias que están dando forma a las dinámicas de riesgos de las cadenas de suministro globales?
La inestabilidad y las tensiones geopolíticas y la inflación han pasado a ser las dos tendencias que más preocupan a las empresas por su impacto potencial en su cadena de suministro. Los factores geopolíticos son, de hecho, los más relevantes, y los ejecutivos encuestados apuntan a la inestabilidad internacional, los conflictos y la sanciones, las tensiones políticas y las interrupciones comerciales como algunos de los problemas más apremiantes para las empresas y sus operaciones. Por otro lado, el impacto de la inflación en las estrategias de compra, el transporte y los precios se ha sentido ampliamente en todos los sectores, por lo que sigue siendo una preocupación relevante para las empresas.
El cambio climático y el resto de las cuestiones ambientales ocupan también una posición importante en los riesgos percibidos por las empresas, una preocupación que se ha mantenido estable durante el último lustro. En especial, las empresas son conscientes de los riesgos a largo plazo que plantean los desafíos ambientales y el cambio climático, como los derivados de los fenómenos meteorológicos extremos, la escasez de recursos y materias prima clave y las presiones regulatorias con las cuestiones de sostenibilidad.
Por otro lado, el informe resalta que los factores relacionados con la salud y con las pandemias han perdido relevancia, probablemente porque la covid-19 obligó a las empresas a evaluar y ajustar exhaustivamente sus estrategias de suministro ante interrupciones relacionadas con la salud y porque la amenaza de las crisis sanitarias percibida a largo plazo ha disminuido. Todo esto apunta a que las tendencias globales que influyen en los riesgos de la cadena de suministro están cambiando y que las empresas se adaptan a un panorama de riesgos en constante evolución.
Más allá de las tendencias globales que moldean los riesgos de la cadena de suministro, las empresas tienen que hacer frente a una amplia variedad de riesgos concretos que tienen un impacto potencial importante. De acuerdo con las respuestas recabadas para nuestro informe, estos son los cinco principales:
El panorama de riesgos está en constante evolución y en los últimos meses han empezado a tomar forma nuevas preocupaciones para las empresas. Si finalmente las grandes potencias entran en una nueva carrera armamentística (algo cada vez más probable si tenemos en cuenta el aumento de los presupuestos de defensa en los países de la OTAN), la industria naval podría redirigir su capacidad a construir buques militares. Esto a su vez influiría en el mantenimiento, la reparación y la construcción de buques mercantes capaz de sostener el tráfico marítimo mundial, gran eje del comercio global. De acuerdo con nuestros expertos, este escenario plantea un gran reto para la industria naval, pero también una oportunidad para su crecimiento y para la mejora tecnológica.
Por otro lado, la directiva europea sobre resiliencia de las actividades críticas, que está en pleno proceso de transposición al marco legislativo de España, puede convertirse en una ayuda clave para que las infraestructuras criticas mejoren de forma notable su organización y su capacidad de respuesta ante eventos disruptivos de gran escala, como una pandemia o un apagón generalizado en la red eléctrica. Esto puede influir, a su vez, en la mejora de toda la cadena de suministro de estas infraestructuras y actividades, que, sin servicios críticos como la luz, el agua, el gas, los servicios financieros y sanitarios o la logística, no funcionan.
En este sentido, tenemos el ejemplo de la Reserva Estratégica basada en las Capacidades Nacionales de Producción Industrial (RECAPI), una iniciativa del Ministerio de Industria y Turismo de España para asegurar el suministro de recursos esenciales en tiempos de crisis o pandemias. Esta reserva, que no implica almacenar productos, sino tener un listado de productos críticos y capacidades de producción nacional que se puedan movilizar rápidamente, también traerá consigo un fortalecimiento de la cadena de suministro, así como un conocimiento profundo de los recursos y las capacidades de la industria.
En resumen, los riesgos cibernéticos, ambientales y geopolíticos se destacan como las amenazas más significativas para las cadenas de suministro de las empresas en 2025, lo que exige que se adopten estrategias más resilientes y adaptables que permitan a los negocios protegerse contra las interrupciones y mantener la continuidad operativa. La naturaleza diversa de estos riesgos exige marcos integrales de gestión de riesgos que aborden tanto las vulnerabilidades a corto plazo como la resiliencia estratégica a largo plazo.
Desde WTW ayudamos a nuestros clientes a encontrar soluciones efectivas para estos riesgos/seguros y planificación de la Continuidad de Negocio, incluido el estudio de los proveedores críticos a lo largo de la cadena.
