Taiwán es la fábrica mundial de chips. Casi todos los productos que tengan componentes electrónicos pasan, en algún momento, por la isla asiática. Por eso, la fuerte sequía que mantiene en jaque las reservas hídricas del país ha afectado a la cadena de suministros de negocios de todo el mundo. ¿Cómo prepararse ante un evento aparentemente inesperado que altera la continuidad del negocio? Una de las respuestas están en los Business Impact Analysis (BIA).
Como hemos podido experimentar en el último año y medio, los escenarios de interrupción del negocio son muy variados y, a veces, altamente difíciles de predecir. Una pandemia cerró a cal y canto las fronteras y obligó a quedarse en casa a una parte importante de las plantillas. Una ola de frío sin precedentes en el sur de Europa o la temporada de huracanes más activa de la historia multiplicaron los impactos climáticos en las empresas. Y daños directos en edificios, averías de maquinaría, fallos en el suministro eléctrico, ciberataques…
Los riesgos son múltiples y asegurar la continuidad de negocio en situaciones de crisis es clave para mantener la empresa a flote. Aquí es donde entra en juego el Business Impact Analysis, BIA o Análisis de Continuidad de Negocio.
Un BIA es un tipo de análisis que ayuda a los directivos a predecir las consecuencias de la interrupción del negocio y a reunir información y elaborar estrategias para recuperar la actividad lo antes posible.
Así, según Gartner, un Business Impact Analysis es un proceso para determinar la importancia de las actividades comerciales críticas y los recursos asociados para garantizar la resistencia operativa y la continuidad de las operaciones durante y después de una crisis. El BIA cuantifica los impactos de las interrupciones en la prestación de servicios, los riesgos para la prestación de servicios y los objetivos de recuperación. Estos objetivos se utilizan luego para desarrollar estrategias, soluciones y planes.
Existen multitud de escenarios de interrupción de negocio a tener en cuenta. La importancia de un análisis de continuidad de negocio radica en que la identificación y la evaluación del impacto de estos escenarios en las empresas sirve de base para la inversión en estrategias de recuperación, prevención y mitigación.
De acuerdo con la plataforma de emergencias de Estados Unidos Ready, un BIA debe identificar, al menos, los siguientes impactos operativos y financieros que pueden afectar la continuidad del negocio:
Además, deben tener en cuenta el momento en que se interrumpe una función o un proceso del negocio y la duración del mismo. No son lo mismo los daños sufridos por un hotel a semanas de arrancar la temporada alta que los sufridos mientras este permanece cerrado en temporada baja.
El responsable y el equipo de continuidad de negocio de la organización deben definir la metodología mediante la cual se llevará a cabo el BIA. Y es que no existe una forma única ni mejor de hacer un análisis de continuidad de negocio que valga para todas las empresas por igual. Es cada organización la que debe establecer qué impactos operacionales, económicos, reputacionales y legales tener en cuenta y la escala temporal en la que analizarlos. En función de esto, se terminará determinando qué procesos son más críticos para la organización.
Desde al año 2015 existe, sin embargo, un estándar internacional acerca de cómo abordar la elaboración de un plan de análisis de impacto en el negocio (BIA). Se trata de la norma ISO 22317, que ha sido revisada y actualizada varias veces desde su primera publicación. Esta norma no sugiere ningún proceso concreto para elaborar un BIA, sino que proporciona una guía detallada sobre cómo establecer, implementar y mantener dicho proceso. Conocer y seguir la norma ISO 22317 permitirá a la organización:
En definitiva, el Business Impact Analysis es un proceso que busca identificar no tanto los riesgos, sino los tipos de impacto que puede sufrir la empresa. Es decir, es un proceso para conocer qué podría verse afectado en la organización y las consecuencias de estos impactos en el negocio.