Las empresas tienen varias formas de crecer y consolidarse en su sector. Una de las más habituales es mediante fusiones o adquisiciones de otras organizaciones, un procedimiento cada vez más común, sobre todo, en mercados muy competitivos. En este proceso, existe una herramienta que allanará el camino y dotará de mayor seguridad a la operación. Es la Due Diligence Financiera.
La información es clave para afrontar con seguridad una operación delicada como es una fusión o una adquisición. El Due Diligence es un tipo de análisis que tiene el objetivo de obtener los datos necesarios para poder analizar las oportunidades y los riesgos de la operación.
De acuerdo con la definición del Instituto de Censores Jurados de Cuentas de España (ICJCE), el análisis Due Diligence es “un proceso encaminado a facilitar la toma de decisiones relativa a la conveniencia de llevar a cabo o no una determinada operación de compra-venta. Incluye un análisis detallado y específico de aspectos del negocio como son los financieros, fiscales, legales, laborales o medioambientales de una empresa objetivo”.
Este tipo de análisis suele llevarse a cabo una vez las partes han alcanzado un principio de acuerdo y sirve para concretar y cerrar la operación. De acuerdo con el ICJCE, es importante diferenciar la Due Diligence de una auditoría de cuentas. Mientras esta última expresa una opinión sobre el patrimonio, la situación financiera y los resultados de la entidad auditada, una Due Diligence financiera enfatiza aspectos relacionados con la evolución del negocio y sus factores clave para evaluar sus implicaciones futuras.
La Due Dilegence financiera facilita la toma de decisiones en las empresas que participan en la operación, sea de fusión o de compra-venta. Analiza el mercado desde el punto de vista de todos los implicados y ayuda a todas las partes a entender el funcionamiento interno de las demás. Estas son sus ventajas concretas:
La Due Diligence Financiera no es un proceso unificado y estandarizado que siga siempre los mismos pasos. Existen diferentes enfoques y todo se adapta a la realidad de la operación y al tiempo y el presupuesto disponibles. Aun así, por regla general, un análisis de Due Diligence acostumbra a estructurarse en cuatro etapas.
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En esta primera etapa, debe definirse el alcance de la Due Diligence y se programa el trabajo que se va a llevar a cabo. Normalmente, el comprador indica las directrices de la operación y elige el equipo al que se le encargará el análisis.
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En esta segunda fase, se lleva a cabo el grueso del trabajo de recopilación de datos y análisis. Lo habitual, aunque varía en función de la extensión del enfoque, es efectuar:
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Una vez completados los diferentes análisis, los resultados se exponen ante el comprador y el vendedor o los responsables de las empresas fusionadas con el objetivo de confirmar los datos (su fiabilidad es clave) y establecer una serie de conclusiones finales.
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Por último, la Due Diligence se cierra con un informe en el que se presentan los análisis y las conclusiones. Es habitual que este incluya una introducción con el objetivo y el alcance del procedimiento, un resumen ejecutivo con los aspectos clave del informe y el análisis desarrollado en el que se expone el trabajo realizado y las conclusiones, así como diferentes anexos con la información relevante.
En definitiva, la Due Diligence es un análisis financiero en profundidad que se lleva a cabo en las operaciones de fusiones o adquisiciones para asegurar que no existe ningún tipo de contingencia a nivel financiero. Es decir, es un procedimiento que permite analizar la rentabilidad de la operación y la fiabilidad de los datos y las garantías otorgadas, así como contribuir a una estimación correcta del precio final de la operación.