La figura del trabajador autónomo no es nueva, pero la irrupción de las tecnologías de la información y la comunicación (TIC) y de los nuevos modelos de negocio digitales ha permitido que cada vez más organizaciones cuenten con trabajadores independientes en su día a día. Este tipo de trabajadores no disfrutan de los mismos beneficios que los empleados en plantilla. Sin embargo, no deben quedarse completamente al margen de la estrategia de bienestar y beneficios de la compañía.
Que las grandes empresas cuenten con trabajadores freelance, para colaboraciones puntuales o regulares, es cada vez más habitual. Según un informe de Business Insider, las grandes compañías tecnológicas, como Facebook, suman cada vez más freelancers a su fuerza de trabajo. De hecho, en Estados Unidos, 57 millones de trabajadores ya son independientes, según un estudio reciente de Upwork.
Las empresas apuestan cada vez más por este tipo de trabajadores para hacer frente a tareas puntuales o que no requieren un empleado a tiempo completo. Además, aportan flexibilidad y reducción de costes, en parte, porque este tipo de colaboradores no reciben los mismos beneficios que sus compañeros en plantilla. Sin embargo, un gran número de compañías están empezando a darse cuenta de que deben respetar ciertos beneficios si quieren mantener la motivación y el compromiso de los trabajadores independientes.
Aunque tengan en común el uso de la tecnología y el aprovechamiento de la economía digital, no todos los trabajadores independientes tienen el mismo perfil. Según el informe Overview of new forms of employment, del Eurofound de la Unión Europea, se pueden distinguir tres tipos de trabajador independiente.
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Este término se refiere a la descripción más clásica del trabajador autónomo. Posee un conocimiento y unas herramientas, que se encarga de mantener actualizados, y establece, poco a poco, una red comercial de clientes para los que realiza proyectos con mayor o menor regularidad.
Sus mayores ventajas son la flexibilidad (y la conciliación) y la posibilidad de recibir ingresos elevados una vez que cuenta con una posición bien establecida en el mercado. Sin embargo, el informe de la Unión Europea señala que las grandes dificultades son el acceso a la formación para mantenerse actualizado y a otros beneficios que sí recibiría si fuese un empleado en plantilla. Además, la irregularidad en la carga de trabajo y las dificultades para desconectar pueden contribuir a mermar su bienestar.
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Este tipo de trabajadores por encargos o tareas pequeñas (gigs) está profundamente ligado al negocio de las plataformas digitales. Son trabajadores como los conductores de Uber o los repartidos de Deliveroo. Empleados que reciben pequeños pagos por tareas asignadas a través de una plataforma. Son, como los anteriores, autónomos. Es decir, no mantienen una relación empleador-empleado con la empresa que les paga.
De acuerdo con el informe del Eurofund, estos trabajadores gozan de autonomía y libertad sobre el papel, aunque en la práctica tengan que estar siempre pendientes de la plataforma si quieren alcanzar un salario digno. Además, la inseguridad en la carga de trabajo y las bajas tarifas son bastante habituales en este tipo de relaciones profesionales. Por último, los trabajadores gig tampoco suelen tener acceso a ningún tipo de beneficio.
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Para superar algunos de los desafíos de los trabajadores freelance y los gig, han surgido varias alternativas colaborativas que van desde las cooperativas más tradicionales hasta las llamadas organizaciones paraguas o las plataformas colaborativas de profesionales.
Entre las ventajas de este tipo de plataformas, el informe del Eurofund señala que dinamizan el mercado laboral, facilitan la búsqueda de clientes, refuerzan la red de contactos y aportan cierta seguridad. En este segmento, incluso han surgido algunas iniciativas que buscan crear paquetes de beneficios para freelancers y trabajadores gig, como el llamado workertech.
Los trabajadores independientes aportan flexibilidad, talento externo a la carta, mayores posibilidades de externalización y reducción de costes a las organizaciones. Las empresas no están obligadas a incluirlos en su estrategia de Health & Benefits, pero cada vez más organizaciones tienen en cuenta su bienestar.
Al fin y al cabo, aunque sean independientes, mejorar su calidad de vida y de trabajo y reforzar su motivación y compromiso redundará de forma positiva en la compañía. Por ello, algunas organizaciones han dado pasos como los siguientes.
Aunque la relación de trabajo sea flexible, los freelancers y los trabajadores gig tienen derecho a la desconexión digital, a conciliar la vida laboral con la personal y a las vacaciones. Si bien las organizaciones no tienen ningún tipo de obligación económica con los colaboradores en este sentido, sí se deben tener en cuenta estas necesidades a nivel organizativo.
El mercado ofrece diferentes opciones para que los trabajadores independientes accedan a beneficios como el ahorro para la jubilación o un seguro médico. Las compañías pueden actuar como facilitador de este tipo de soluciones.
Las tecnologías TIC permiten mantener una comunicación fluida con cualquier trabajador, se encuentre donde se encuentre. Mantener a los freelancers informados e integrados en las dinámicas del equipo es clave para su motivación y productividad.
Algunas empresas apuestan por reconocer la contribución de los trabajadores independientes al buen funcionamiento de la compañía integrándolos en la estrategia de bonus y completos, ya sea parcialmente o por completo.
En definitiva, los trabajadores independientes significan ya una parte importante de la fuerza laboral de las empresas, una tendencia que no hará sino incrementarse en los próximos años. Diseñar estrategias de beneficios propias para reconocer su labor y mantener su compromiso, más allá del pago por sus servicios, puede contribuir positivamente al funcionamiento de la organización.