La búsqueda de ambientes de trabajo más diversos, equitativos e inclusivos se ha destacado como una prioridad en las estrategias corporativas contemporáneas. La sigla DEI (Diversidad, Equidad e Inclusión) refleja la creciente comprensión de que promover la diversidad y la igualdad en el lugar de trabajo no solo es moralmente correcto, sino también un impulsor crucial para el éxito organizacional. La DEI está transformando las organizaciones y la sociedad.
El mundo es diverso y las empresas necesitan prepararse para esto y pensar en los colaboradores como si estuvieran en el centro de las políticas públicas. De cierta forma, lo están. Ya vemos en muchos mercados, como en Brasil y Chile, un movimiento más fuerte en direccion a la equidad salarial. En Brasil, desde 2024, el orgao regulador del mercado de seguros (Susep) ha determinado obligatorio un campo para el nombre social en las propuestas, pólizas, certificados, títulos y todos los documentos contractuales emitidos a los clientes. La licencia de paternidad ya ha sido tema de discusión, tanto por el papel de la mujer en la sociedad y en el mundo corporativo como por las familias diversas. Hemos trabajado con clientes globales en la definición de políticas mínimas globales para la licencia parental, un tema clave para promover la equidad de género.
A pesar del avance del ESG, existe un gran espacio para trabajar el capital humano. La diversidad en las empresas no se limita solo a la representación de diferentes orígenes étnicos, culturales y de género, sino que también abarca variadas perspectivas, habilidades y experiencias de vida. La presencia de una fuerza laboral diversa es una fuente rica de innovación, creatividad y eficiencia. Las empresas que adoptan un enfoque inclusivo cosechan los beneficios de un equipo compuesto por individuos con habilidades únicas, contribuyendo a soluciones más robustas y perspicaces.
La equidad, por su parte, destaca la importancia de proporcionar oportunidades justas y accesibles a todos los miembros de la organización. Esto significa crear políticas salariales transparentes, garantizar promociones basadas en el mérito y proporcionar un ambiente en el que todos tengan las mismas oportunidades de crecimiento profesional. Al garantizar la equidad, las empresas no solo demuestran su compromiso con la justicia, sino que también fortalecen la lealtad y la motivación de los empleados.
La inclusión va más allá de la mera representación, involucrando la creación de una cultura corporativa que valore y respete las diferencias. Esto implica promover un ambiente en el que todos los empleados se sientan cómodos siendo ellos mismos, sin miedo a la discriminación o exclusión. No se trata solo de cumplir con las cuotas legales, sino de acoger y tratar con normalidad. Para ello, las empresas necesitan establecer políticas internas para mejorar la gestión de talentos, aumentando la transparencia, promoviendo la equidad en la progresión de la carrera y la diversidad de los colaboradores, con el objetivo de mejorar la experiencia del empleado, aumentar el compromiso y facilitar la atracción de talentos clave para el desarrollo del negocio.
Las empresas que priorizan la DEI experimentan ventajas tangibles. La diversidad de pensamiento impulsa la innovación, resultando en productos y servicios más alineados con las necesidades del mercado global. La equidad en el lugar de trabajo promueve la lealtad de los empleados y reduce la rotación, ahorrando recursos valiosos. La inclusión, por su parte, mejora la moral del equipo, estimula la colaboración y construye una reputación positiva de la marca.
Aunque el camino hacia la DEI es esencial, también presenta desafíos. Cambiar la cultura organizacional y superar los sesgos inconscientes puede ser un proceso gradual. Es fundamental involucrar a la liderazgo, implementar programas de capacitación y establecer métricas para monitorear el progreso. Para ello, es necesario contar con instituciones que hagan el diagnóstico de la cultura organizacional y construyan la jornada del colaborador con la perspectiva de DEI. A mediano y largo plazo, la empresa será diversa, igualitaria e inclusiva de manera natural. ¿Qué gana con esto? Deja de hacer solo la obligación de responsabilidad social y pasa a desarrollar una estrategia de negocios sensata.
Las empresas que adoptan la DEI no solo construyen ambientes más justos y productivos, sino que también se posicionan para prosperar en un mundo cada vez más globalizado e interconectado. A medida que crece la conciencia sobre la importancia de estos principios, la búsqueda de igualdad y justicia en el lugar de trabajo se convierte no solo en una elección ética, sino en una necesidad para el éxito a largo plazo de las organizaciones.
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