Cada 28 de junio, el mundo celebra el Día Internacional del Orgullo LGBT+, una fecha que conmemora los disturbios de Stonewall en 1969, cuando un grupo de personas LGBT+ se rebeló contra la violencia policial en Nueva York. Ese acto de resistencia marcó el inicio de un movimiento global por los derechos de la diversidad sexual y de género.
En América Latina, la historia de resistencia tiene raíces propias. En México, por ejemplo, se recuerda la redada de “Los 41” en 1901 como un antecedente simbólico de la represión hacia este colectivo. En esa ciudad, en 1979, se realizó la primera marcha del orgullo en la región, convirtiéndose en un hito para el activismo latinoamericano.
A pesar de los avances, la comunidad LGBT+ sigue enfrentando desafíos significativos:
Hoy, las marchas del orgullo se celebran en casi todos los países de la región. Estas movilizaciones no solo celebran la diversidad, sino que también denuncian la violencia, la discriminación y la exclusión que aún persisten.
En muchos países, el activismo LGBT+ ha logrado avances significativos:
Sin embargo, en otros países de la región, los derechos de este colectivo aún enfrentan fuertes resistencias.
El ámbito laboral sigue siendo uno de los principales desafíos para la comunidad en América Latina. La discriminación, el acoso y la falta de políticas inclusivas limitan las oportunidades de desarrollo profesional, especialmente para las personas trans.
Algunos avances incluyen:
El Día del Orgullo no es solo una celebración: es también una forma de resistencia, especialmente en América Latina donde la violencia por motivos de orientación sexual o identidad de género sigue siendo alarmante.
Este 28 de junio, reafirmamos el compromiso por una región más justa, diversa e inclusiva, donde todas las personas puedan vivir con dignidad, sin miedo y con orgullo de ser quienes son.