MADRID, 10 de noviembre de 2020 – Un reciente análisis realizado por el área de Investments de Willis Towers Watson muestra que el comportamiento histórico del Private Equity a través de las recesiones anteriores a la provocada por la pandemia COVID-19 (las previsiones económicas apuntan a una disminución del 5% del PIB a nivel mundial) arroja, en promedio, retornos positivos. Las cosechas de los fondos de capital privado que comenzaron durante las dos últimas crisis económicas mundiales -burbuja de las tecnológicas en 2001-02 y crisis financiera global en 2007-08- han superado a otras que comenzaron a invertir dos o tres años antes de una recesión o, incluso, más de cinco años después.
Como explica Oriol Ramírez-Monsonis, responsable del área Delegated dentro del equipo de Investments en Willis Towers Watson en España, “los gestores de carteras se están replanteando por la crisis la asignación, tanto táctica como estratégica, de activos y vemos que las inversiones alternativas en general, y el capital riesgo en particular, han pasado a un primer plano del análisis. En el caso del capital riesgo, el actual entorno puede ser excelente para hacer adquisiciones a valoraciones más bajas y aprovechar el repunte a medida que los mercados se reequilibren. La compra de activos infravalorados también proporciona un grado de protección a la baja en caso de que los mercados caigan aún más”.
“los gestores de carteras se están replanteando por la crisis la asignación táctica y estratégica, de activos y vemos que las inversiones alternativas en general, y el capital riesgo en particular, han pasado a un primer plano del análisis”
Oriol Ramírez-Monsonis | responsable del área Delegated dentro del equipo de Investments, Willis Towers Watson España
En efecto, las caídas de los mercados tienden a provocar una disminución de las valoraciones del Equity en general, independientemente de la calidad del activo subyacente. Durante las caídas, el apetito de los inversores suele disminuir lo que en el momento actual posiciona muy bien a las sociedades de Private Equity para aprovechar una oportunidad de compra excepcional, con un estimado de 1.500 millones de dólares en el mercado a la espera de ser invertido
En el pico más alto de un ciclo, los mercados de deuda suelen ser muy líquidos, las condiciones de la deuda son favorables y las regulaciones del mercado son menos estrictas. Esto, junto unos precios de las operaciones más altos, empuja a los inversores en capital riesgo a utilizar el apalancamiento de manera más agresiva para mantener el nivel de rendimientos.
Sin embargo, el uso excesivo del apalancamiento es arriesgado y puede resultar desastroso cuando los activos subyacentes se enfrentan a una disminución de los ingresos y del flujo de capital, lo que aumenta el riesgo de impago. “Aunque todavía no hemos visto que esto ocurra a gran escala en el mercado actual, debido principalmente al amplio apoyo de los diferentes gobiernos y bancos centrales durante la pandemia, seguimos creyendo que los impagos son una posibilidad probable, ya que este apoyo no puede seguir infinito e incondicional” apunta Ramírez-Monsonis
Después de una crisis, con la caída de los precios y con los mercados de deuda cada vez menos líquidos y más caros, los activos Private Equity tienden a apalancarse mucho menos en el momento de la adquisición, lo que permite una mayor protección contra las pérdidas y un crecimiento más sostenible del flujo de capital; en definitiva, crean valor mediante mejoras operacionales.
En este contexto, además, los análisis de Willis Towers Watson desvelan que las empresas de pequeña y mediana capitalización objetivo del capital riesgo suelen estar menos apalancadas. Para Oriol Ramírez-Monsonis, “Este es un factor importante que hay que tener en cuenta al hacer inversiones en fondos de Private Equity. Nuestro enfoque desde Willis Towers Watson se centra en este segmento del mercado, con un riesgo potencialmente menor para los inversores”.
La capacidad del capital riesgo para adoptar una visión a largo plazo al invertir hace que esta clase de activo no se vea afectada por la volatilidad a corto plazo de los mercados públicos, algo muy ventajoso, especialmente en tiempos de crisis económica, ya que permite enfocarse a sectores que los inversores a corto plazo tienden a evitar. “Además -explica Ramírez-Monsonis-, cuando se trata de salir de empresas subyacentes, el Private Equity puede esperar más tiempo que la mayoría hasta que las condiciones del mercado se hayan recuperado y no tienen la necesidad de hacer una salida forzosa”.
A esto se suman otras ventajas diferenciales de los activos Private Equity frente a los activos de empresas públicas. De un lado, el control de la propiedad que se negocia en una transacción de compra. De otro, la ventaja competitiva en materia de información que los inversores tienen al trabajar con los equipos de gestión de carteras. Además, los accionistas mayoritarios del activo Private Equity tienen el beneficio de poder trabajar juntos en un pequeño grupo donde tomar las decisiones oportunas, en lugar de tener menor voz dentro de los habitualmente grandes grupos de accionistas de las empresas públicas.
Ramírez-Monsonis concluye que, “el Private Equity ofrece a los inversores institucionales una clase de activos que ha proporcionado sólidos rendimientos a lo largo de diferentes ciclos del mercado, especialmente para aquellos que tienen la oportunidad, los recursos y el coraje de invertir durante caídas de mercado. La naturaleza y la dinámica de esta clase de activos también le proporcionan los atributos para capear las caídas y ofrecer fuertes rendimientos a medida que la economía mundial se recupera. Para quienes adoptan un enfoque selectivo y disciplinado, asignando inversión a tendencias temáticas a largo plazo como el cambio al comercio electrónico o el creciente uso de la tecnología en nuestras vidas, el entorno actual del mercado ofrece una buena oportunidad para apostar por esta clase de activos”
Willis Towers Watson (NASDAQ: WLTW), empresa líder en consultoría global, broking y soluciones, ayuda a los clientes de todo el mundo a convertir el riesgo en un camino hacia el crecimiento. Con una historia que se remonta a 1828, Willis Towers Watson cuenta hoy con 40.000 empleados en más de 140 países. Diseña y ofrece soluciones que gestionan el riesgo, optimizan los beneficios, desarrollan el talento y potencian la capacidad del capital, para proteger y fortalecer a instituciones y particulares. Su punto de vista le permite conocer la conexión entre el talento, la experiencia y el conocimiento – una fórmula dinámica que potencia los resultados y el futuro crecimiento del negocio.